El proceso formativo desarrollado a lo largo de los últimos cuatro semestres en el área de humanística, revela una profunda comprensión de la formación del ser humano que trasciende tener muchos conocimientos. El eje central es la articulación de la conciencia, el cuerpo y la cultura como fundamentos para una práctica docente orientada a la transformación social y la interculturalidad.
El punto de partida es el reconocimiento de la conciencia como rasgo distintivo humano y motor de cambio. Se entiende que el pensamiento no está separado de la realidad social y corporal. Desde la
Humanística, se aprendió que el lenguaje construye realidades (Vygotsky) y que los problemas no son callejones sin salida, sino oportunidades de crecimiento personal y colectivo. El futuro educador asume el compromiso de fomentar no solo el saber, sino la reflexión ética y la capacidad de cuestionar socráticamente, entendiendo que la historia y el arte son legados culturales que dialogan constantemente con el presente. 
Por medio de este trabajo recopilaremos las experiencias que a nuestro criterio fueron las más significativas en el área de humanística a lo largo de los últimos cuatro semestres y la sistematizar, hemos mediante la metodología de Óscar Jara, conectando lo vivido con lo aprendido con el objetivo de mejorar y transformar nuestras prácticas.